¿Todas las grosellas maduran a la vez y no sabes qué hacer con ellas? Una buena mermelada es la solución.
Paso a paso
- Recoge y limpia bien las grosellas, quita todos los tallos y hojas.
- Echalas en una cazuela grande junto con el azúcar y ponlas a fuego lento.
- Mueve de vez en cuando para que no se pegue en el fondo de la cazuela.
- Cuando esté bien mezclado y tenga una consistencia más o menos espesa, echa el zumo de medio limón, que actuará de conservante y evitará que la mermelada coja un color oscuro (puedes hacer la prueba para saber si está la mermelada, cogiendo una pequeña cantidad y echando unas gotas en un plato. Deja enfriar y comprueba que es la consistencia que deseas. Si es muy líquida, mantén la mermelada al fuego para que se evapore un poco más el agua y vaya espesando)
- Si te gusta sin pepitas, pasa esta mezcla por un pasapuré.
- Echa la mermelada en botes de cristal previamente esterilizados (ponlos a hervir en agua 20 min). Llénalos hasta el borde y cierra la tapa. La misma temperatura de la mermelada hará el vacío a medida que se enfríen.
- ¡¡Buen provecho!!
Ingredientes
- 1 k de grosella roja (también puede ser negra)
- 750g – 1 k de azúcar (según gustos; nunca menos de 750gr para que se conserve bien)
- Zumo de medio limón