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La importancia de reducir el desperdicio de alimentos

Tomates
Rodrigo DosReis/Unplash

Esta semana, que se ha celebrado el Día Mundial de la Alimentación -el 16 de octubre-, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha publicado el informe El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación, que este año se centra en los Progresos en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Es ahora cuando el problema del desperdicio de alimentos ha empezado a tomarse en consideración y con la importancia que precisa. La Agenda 2030 incorpora el problema del desperdicio, concretamente en la meta 12.3 que marca “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial». El desperdicio alimentario impacta sobre la seguridad alimentaria y el medio ambiente, por ello la urgencia de actuar cuanto antes sobre este hecho.

En este informe se señala que lo primero es conocer los datos sobre el desperdicio, qué cantidad, dónde y por qué. El análisis en profundidad sobre el tema es muy reducido. En el 2011 el estudio que realizó la FAO estimó que una tercera parte de los alimentos se perdían o desperdiciaban, un cálculo aproximado. A partir de este informe los datos sobre pérdidas y desperdicio de alimentos son pocos.

Además de conocer lo qué se desperdicia, es importante aportar razones que motiven reducir el desperdicio y objetivos concretos. Y por último se deben conocer de qué manera se pierden y desperdician alimentos en la cadena alimentaria para saber qué objetivos y medidas queremos implementar.

En el informe existe un argumento gradual para justificar la necesidad de actuar, un argumento que comienza con la justificación comercial. Los incentivos y la información adecuada pueden alentar al sector privado a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en su propio beneficio, que podrá revertir más beneficios para la sociedad en general. La justificación más amplia incluye logros que puede obtener la sociedad, como son la mejora de la seguridad alimentaria o la protección del medio ambiente.

El impacto de la reducción del desperdicio variara según donde se ponga el objetivo.

La coherencia de las políticas también es importante. Las políticas públicas tienen un efecto sobre el precio de los alimentos, por ejemplo, las subvenciones a los alimentos pueden tener consecuencias no deseadas al crear un desincentivo para evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos. Por ello se debe primero valorar si una iniciativa logra su objetivo y en qué medida.

Este informe está dirigido a responsables políticos que pretende contribuir al debate sobre la forma más efectiva de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

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