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El desperdicio alimentario en tres distritos de Madrid

Enraíza Derechos y la Universidad Pontificia de Comillas han realizado la investigación Mirada cualitativa del desperdicio alimentario en la ciudad de Madrid dentro del proyecto «Compromiso ciudadano con la agenda 2030. Menos desperdicio para un Madrid sostenible y global desde nuestros barrio», financiado por el Ayuntamiento de Madrid.

El estudio buscaba comprender el fenómeno del desperdicio alimentario de los hogares madrileños con el fin de poder orientar campañas de sensibilización y actuaciones más eficaces hacia las personas consumidoras y otros agentes implicados, ante la emergencia de los impactos negativos del desperdicio alimentario tanto a nivel social como medioambiental.

Tiramos 31 kilos de comida a la basura por persona al año

Para el estudio se seleccionaron tres distritos de Madrid con diferentes realidades en cuanto a generación de basuras y residuos domésticos, siendo una parte importante de los residuos, alimentos que podrían haber sido aprovechados. Los distritos fueron: Arganzuela, Centro y Tetuán.

Actualmente 1 de cada 3 alimentos que se producen en el mundo termina en la basura. Si atendemos a los datos promedio nacionales, donde cada persona desperdicia 31 kg de comida al año, el desperdicio doméstico en la ciudad de Madrid superaría los 100 millones de kilos anuales. Mientras, las cifras del hambre y la inseguridad alimentaria no dejan de crecer desde 2015.

«Yo no soy desperdiciador/a»

Una de las primeras evidencias extraídas de este estudio,es que en general nadie se reconoce como desperdiciador/a. Y es justamente este planteamiento el que impide buscar una solución: asumir la responsabilidad que todas las personas tenemos en la reducción del desperdicio alimentario.

Otro dato interesante del estudio es que las personas participantes no mencionan las sobras del plato como desperdicio.

Campañas educativas y experienciales contra el desperdicio

Desde el Grupo de Investigación E-SOST apuntan a que para frenar la falta de toma de conciencia sería importante poner en marcha campañas educativas y, al mismo tiempo, campañas de sensibilización de carácter experiencial, porque solo crecemos cuando todos y todas somos corresponsables, siendo parte activa de la solución. También se recomienda trabajar con otros actores, como gobiernos o empresas del sector alimentario, para atender las causas estructurales que desbordan la capacidad de acción individual, especialmente en una ciudad como Madrid.

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