Los cerezos en flor anuncian el equinoccio de primavera y conllevan toda una simbología que los pueblos de Extremo Oriente han incorporado a sus ritos y su cultura.
Entre sus vitaminas destacan la C, el ácido fólico, el betacaroteno o provitamina A y las vitaminas B1 y B6. Además, es rica en antocianinas y ácido elágico, poderosos antioxidantes.
Cómo conservar y consumir
A las cerezas no les convienen los cambios bruscos de temperatura. Deben conservarse en la parte alta de la nevera, sin amontonarlas y tapadas con film o un paño, un máximo de tres días.
Además de consumirse como fruta de mesa, es posible usarlas en ensaladas, sopas, salsas, postres, helados o como guarnición de platos únicos y completos.
Las hay dulces, ácidas y mixtas. Una de las principales diferencias es la que se establece entre cerezas y picotas. Las cerezas –generalmente dulces– presentan un rabo largo y fino, mientras que las picotas –más grandes, rojas y oscuras, y ligeramente ácidas– se comercializan sin el rabo, ya que se desprende de manera natural al ser recolectadas.