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La UE frente al desperdicio: no hay tiempo que desperdiciar

La organización FeedBack acaba de publicar el informe No hay tiempo que perder: la UE necesita adoptar leyes ambiciosas. objetivos vinculantes de reducción del desperdicio de alimentos, donde analiza cómo está actuando la UE frente al desperdicio y reclama una mayor acción.

Reducir el desperdicio es una de las acciones más importantes que podemos implementar para luchar contra la crisis climática y mejorar la resiliencia de nuestro sistema alimentario. Este desperdicio tiene impacto ambiental, social y económico significativa para todos los países y regiones.

El desperdicio de alimentos en la UE, según este informe, representa al menos el 6% de sus emisiones totales y cuesta a la UE más de 143.000 millones de euros al año. En el año 2021 la UE importó casi 138 millones de toneladas de productos agrícolas, por un valor total de 150.000 millones de euros, mientras se desperdicia una cantidad mayor: 153,5 millones de toneladas de alimentos cada año.

En 2018, la Comisión Europea adoptó la Directiva sobre residuos, que vincula a los estados miembros de la UE a comenzar a medir y reportar su desperdicio de alimentos desde el año 2020. Sin embargo la Directiva retrasó la revisión de los objertivos hasta el año 2023.

La Comisión está actualmente desarrollando propuestas jurídicas vinculantes para ello, incluyendo decisiones críticas sobre el porcentaje de reducción (con opciones que van del 20 % al 50 % para 2030) y su alcance (solo a nivel minorista y de consumo, o de la granja a la mesa).

Desde el informe se insta a la Comisión a establecer un marco jurídico que proponga reducir el desperdicio en un 50% desde la granja a la mesa para 2030, y apelan a los responsables políticos, ciudadanía y organizaciones a unirse a dicha petición.

Un mito generalizado es que la llamada «pérdida de alimentos» (término técnico para describir el desperdicio antes de la venta al por menor) es un problema solo de los países de bajos ingresos. Pero el estudio más riguroso realizado por WWF muestra que el desperdicio en el campo es mayor en los países de altos ingresos, en relación a la base per cápita y como porcentaje de la producción. Según este informe, en Europa en el campo se pierden cada año 150 millones de toneladas de alimentos. Ajustado este dato para los países que forman parte de la UE hablamos de 90 millones de toneladas. Sin embargo la Decisión Delegada de la UE ha excluido medir el desperdicio en las primeras fases de la cadena alimentaria.

En el informe se muestra que el objetivo que propone esta organización (reducir en un 50% el desperdicio de la granja a la mesa) es un objetivo compartido por diferentes actores: empresas, sociedad civil y políticos de toda la UE. Se plantea este objetivo como un objetivo posible y realista, y se aportan recomendaciones para lograrlo.

La regulación para reducir el desperdicio de alimentos ha estado en la agenda política de UE durante más de una década, pero no se ha actuado todavía con contundencia.

La UE tiene la oportunidad de demostrar el liderazgo global en esta materia y lograr grandes avances. Si no se implementan las políticas necesarias la UE mostrará que no tiene el interés necesario para cumplir la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que proponía reducir al 50% el desperdicio para el 2030.

Los diferentes países tienen el potencial para regular y lograr este ambicioso objetivo. El momento es ahora.

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