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Nuestro desperdicio y su alimentación

Mujeres productores de Niomré (Senegal)

Hace unos días nuestra compañera Ximena, técnica de cooperación de Senegal, viajó hasta el país para visitar los proyectos en terreno y reunirse con las organizaciones CEPAIM y Enda Graf Sahel (Senegal) del proyecto “Promoción del Derecho Humano a la Alimentación con enfoque de género en el Municipio de Niomré Región de Louga – Senegal”, aprobado por la Junta de Castilla y León**.

Este proyecto tiene como objetivo mejorar la seguridad alimentaria nutricional en las tres comunidades en el municipio de Niomré (Tanine, Ndiargoureye y Niomré) en Senegal, revalorizando la producción de cereales locales a través de la capacitación a las agrupaciones de mujeres.

Además de trabajar en terreno para lograr el derecho a la alimentación es importante actuar de forma local, y por ello es necesario concienciar sobre nuestro consumo aquí. Junto a CEPAIM estamos desarrollando actividades de sensibilización en la región de Castilla y León que ponen el foco en la reducción del desperdicio de alimentos en los hogares. Recordemos que en España el 42% del desperdicio procede de nuestras casas y que en el 2018 ha aumentado casi un 9% siendo el pan uno de los alimentos que más se desperdicia.

El desperdicio de alimentos agrava el hambre actuando sobre la reducción de la disponibilidad global de alimentos, sobre la accesibilidad de las población más vulnerables a los alimentos, ya que el desperdicio afecta a la subida de los precios, y sobre la sostenibilidad del planeta; no somos conscientes de que al tirar alimentos tiramos recursos naturales tan valiosos como el agua y contribuimos a la emisión de gases de efecto invernadero que alimentan el cambio climático. Por supuesto, este cambio, traducido en deforestación de grandes áreas y en fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes, afecta enormemente a las poblaciones productoras más vulnerables, que ven cada vez más difícil contar con tierras fértiles que les abastezca de una alimentación básica suficiente.

Para evitar que 1 de cada 3 alimentos termine en un vertedero debemos transformar nuestro sistema alimentario. Una producción más eficiente, tener en cuenta a las mujeres en la toma de decisiones sobre la producción o consumir de forma más responsable puede lograrlo.

Hablar del derecho a la alimentación y el desperdicio alimentario es hablar de Agenda 2030, más a allá de los ODS 2 y 12, ya que son muchos las metas a las que contribuiremos si acercamos este tema a la ciudadanía y nos ponemos el compromiso de reducir el desperdicio en nuestras casas.