El desperdicio de alimentos en los hogares aumentó un 12% durante el confinamiento
Durante las primeras semanas de confinamiento en España, a causa de la Covid-19, los hogares aumentaron en un 12% el desperdicio de alimentos, según el estudio Gestión del desperdicio de alimentos durante el brote de COVID-19: un enfoque holístico del clima, económico y nutricional.
El estudio ha sido publicado en la revista Science of the Total Environment en el que han participado investigadores de cuatro entidades científicas: el grupo de Desarrollo de Procesos Químicos y Control de Contaminantes de la Universidad de Cantabria, el Centro Tecnológico EnergyLab, la Red Peruana de Ciclo de Vida y Ecología Industrial (PELCAN) del departamento de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático de la Escola Superior de Comerç Internacional (Universitat Pompeu Fabra).
Esta investigación se realizó desde 9 de marzo hasta el 12 de abril, por lo tanto en ella se incluyó la semana anterior al Estado de Alarma en la que los restaurantes, bares, comedores escolares y hoteles estaban todavía abiertos y las semanas siguientes en las que el consumo de alimentación se dio sobre todo en los hogares.
En el estudio se ha usado el análisis de ciclo de vida, una herramienta que permite cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a toda la cadena de suministro, desde la producción hasta la etapa de consumo y gestión de los residuos generados, pasando por las etapas de transformación de los alimentos y su distribución y venta. Se analizaron 57 tipos de alimentos y bebidas, incluyendo carnes, pescados, frutas o cereales. También se analizó el consumo de estos productos durante estas semanas según su aporte nutricional y sus efectos en la dieta, así como en el impacto económico.
Se concluyó que el contenido nutricional de los alimentos bajó entre un 6 y 8% debido al aumento del consumo de bebidas alcohólicas, dulces, bocadillos y alimentos procesados en los hogares. El contenido nutricional del desperdicio era mayor antes del confinamiento.
Y se calcula que cada ciudadano/a tiró 4,7 € de alimentos por semana (7,5 € a lo largo de la cadena de suministro completa) durante el período de alarma, en comparación con los 3,8 € (6,4 € a lo largo de toda la cadena) de antes.
El estudio incluye además un apartado de lecciones aprendidas y retos, y reune varias medidas para afrontar este problema como acortar la cadena de suministro a través del consumo local, fresco y de temporada, que supondría una atención nutricional necesaria general para la población.
El sector primario requiere de más apoyo institucional para adaptarse a los nuevos escenarios como el provocado por la COVID-19, a través de una mayor digitalización o la adaptación del etiquetado.