Originario del Mediterráneo, el cardo mariano se ha utilizado desde hace miles de años en toda Europa por sus poderosas y variadas virtudes medicinales y, especialmente, por ser protector del hígado.
Esta planta espinosa crece silvestre sobre suelos secos y soleados, aunque también se cultiva como planta ornamental.
El cardo mariano contiene una pequeña proporción de un aceite graso, así como proteínas, tiramina, principios amargos y una sustancia llamada silimarina a la que se atribuye un alto efecto protector sobre el hígado.