La piel del pomelo puede ser lisa o rugosa, y cuando llega a madurar tiene tonalidades que van desde el amarillo hasta el naranja rojizo.
Tiene menos ácidos que el limón, pero no llega a ser tan dulce como la naranja. Sin embargo, las propiedades son muy parecidas a las de estas dos frutas. El pomelo es rico en ácidos cítricos y en vitaminas (sobre todo C), así como en sales minerales (fósforo, calcio, magnesio, hierro, cobre, manganeso), que son muy buenas para el crecimiento. Asimismo, sus principios amargos y aceites volátiles fortifican los pulmones.
La manera más corriente de comerlo es en forma de zumo, al natural o cortado y endulzado con miel o azúcar. Los pomelos más jugosos son los más pesados y firmes. También se utilizan para elaborar macedonias, ensaladas, mermeladas, jaleas, almíbares y cócteles