A medio camino entre el mundo animal y el vegetal, el champiñón contiene pocos hidratos de carbono, poca fibra, mínimas grasas y proteínas escasas.
Su verdadera riqueza reside en las vitaminas del grupo B (B2, B3, B1 y ácido fólico).
Abunda en potasio, con lo cual mejora la retención de líquidos; tiene un buen aporte en fósforo que favorece la actividad intelectual, así como en hierro, cobre y selenio.
Este último mineral ejerce una demostrada actividad anticáncer. El champiñón, además, es saciante y ayuda a adelgazar.
Cómo consumir
Debido a su sabor, a su peculiar textura y al hecho de que se cultiva con relativa facilidad, el champiñón es un ingrediente utilizado cada vez con mayor profusión en la cocina.
Los champiñones más pequeños son ideales para emplear en ensaladas refrescantes o para elaborar salsas. También se pueden incluir enteros en estofados de carne o vegetarianos.