Menú

Desperdicio alimentario y cambio climático

Una investigación realizada por Enraíza Derechos, en colaboración con ECODES, señala la importancia de reducir el desperdicio en la lucha contra el cambio climático y la necesidad de medirlo para poder establecer objetivos evaluables y promover su prevención

Desperdicio-cambioclimatico-ecodes

En el marco de la convocatoria del MITERD de ayudas a entidades sociales del ámbito ambiental para proyectos de investigación, Enraíza Derechos ha colaborado con ECODES con una investigación sobre Desperdicio alimentario y cambio climático, que identifica la importante contribución de los sistemas alimentarios en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y, consiguientemente, en el cambio climático; y, dentro de los sistemas alimentarios, se ha analizado la parte que corresponde a las pérdidas y desperdicio de alimentos.

Según los diferentes estudios consultados, los sistemas alimentarios en su conjunto son responsables de un tercio de las emisiones de GEI. Las posibilidades de conseguir reducciones de emisiones en el conjunto de los sistemas alimentarios son significativas, si se conjugan actuaciones tanto en la producción como en el consumo de alimentos.

Un aspecto nada desdeñable en este panorama de las emisiones de GEI provenientes de los sistemas alimentarios está constituido por las emisiones relacionadas con las pérdidas y desperdicio de alimentos. Según la FAO, casi una tercera parte de los alimentos producidos para el consumo humano —aproximadamente 1.300 millones de toneladas anuales— se pierden o desperdician en el mundo; la reducción de este fenómeno se presenta como fundamental para mejorar la seguridad alimentaria y reducir la huella medioambiental de los sistemas alimentarios.

Utilizando el sistema de cálculo de la FAO, que calcula la huella de carbono de un alimento a partir de la cantidad total de GEI emitidos a lo largo de su ciclo de vida, expresado en kilogramos de CO2 equivalentes, el total de emisiones de GEI del desperdicio alimentario asciende a 4,4 Gt CO2 eq., es decir, entre el 8 y el 10% del total de emisiones antropogénicas.

Sin embargo, un problema importante es que las mediciones del desperdicio alimentario no son en todos los casos suficientemente rigurosas y no utilizan sistemas de cómputo comparables, por lo que es difícil establecer una línea de base para los objetivos de reducción comprometidos internacionalmente.

En esta investigación, se ha profundizado en tres preguntas clave, relacionadas con la medición del desperdicio, de cara a mejorar el nivel de rigurosidad y facilitar su comparabilidad con otros estudios: qué medir, dónde medir y cómo medir.

Más información en esta noticia de Enraíza Derechos.